¿PUEDE LA INFLAMACIÓN AFECTAR CÓMO PENSAMOS Y SENTIMOS?
Imagina que tu cerebro es como una orquesta bien afinada. Cada neurona es un instrumento que toca su parte para que todo funcione en armonía: la memoria, la concentración, el estado de ánimo… Pero, ¿qué pasaría si alguien empezara a desafinar? O peor aún, si el director de orquesta estuviera un poco «distraído» y confundiera las señales que debe dar.
Eso es, en términos sencillos, lo que ocurre con la neuroinflamación: una respuesta del sistema inmunológico que puede desajustar la forma en que pensamos, sentimos y tomamos decisiones.
La neuroinflamación es un concepto que está cobrando fuerza en la investigación médica y neuropsicológica, porque parece estar relacionada con trastornos como la ansiedad, la depresión, la niebla mental e incluso problemas en la función ejecutiva.
Pero, si la inflamación es parte de nuestro sistema de defensa natural, ¿por qué en algunos casos se vuelve un problema para nuestro cerebro?
Hoy, nosotras, una médico integrativo y neurofisióloga y una neuropsicóloga nos sentamos a conversar sobre cómo la inflamación crónica puede afectar la salud mental y cognitiva y qué estrategias podemos usar para reducirla y mejorar el bienestar.
¿Qué es la neuroinflamación y cómo afecta nuestro cerebro?
La inflamación es la respuesta natural del cuerpo para protegernos de infecciones o lesiones. Si te cortas un dedo, el área se hincha, se enrojece y duele porque tu sistema inmune ha entrado en acción. Ahora bien, cuando la inflamación ocurre en el cerebro, las cosas se complican.
Los protagonistas de esta historia son unas células llamadas microglía, que funcionan como los «guardianes» del cerebro. Cuando detectan una amenaza, liberan sustancias inflamatorias (citoquinas, prostaglandinas, etc.) para proteger el tejido neuronal.
Pero aquí está el problema: si estas células se activan de manera constante—por estrés, mala alimentación, falta de sueño, infecciones o toxinas ambientales—, el cerebro empieza a operar en un estado de inflamación crónica. Y eso afecta nuestra capacidad de pensar, recordar y regular nuestras emociones.
¿Cómo se manifiesta la neuroinflamación en la vida diaria?
Dependiendo de la persona, la neuroinflamación puede sentirse de distintas maneras. Algunas señales de que el cerebro podría estar en un estado inflamatorio son:
- Niebla mental: ¿Te cuesta recordar palabras o conectar ideas con claridad? Podría no ser solo «despiste», sino una señal de inflamación en las redes neuronales.
- Fatiga persistente: No importa cuánto duermas, sientes que tu energía mental está agotada.
- Ansiedad y depresión inexplicables: No siempre tienen una causa emocional evidente. Se ha encontrado que niveles elevados de ciertas moléculas inflamatorias pueden reducir la producción de serotonina y dopamina, neurotransmisores clave para la felicidad y la motivación.
- Dificultades en la toma de decisiones: La inflamación afecta a la funciones ejecutivas, lo que hace que nos cueste planificar, organizar tareas o incluso mantener la motivación para hacer cosas que antes disfrutábamos.
- Sensación de estar «desconectado»: Algunas personas describen la neuroinflamación como un estado en el que sienten que su mente y su cuerpo «no están del todo sincronizados».
¿Qué factores pueden contribuir a la neuroinflamación?
Aquí es donde la medicina integrativa y la neuropsicología pueden unir fuerzas para abordar el problema desde distintos frentes.
El intestino y el cerebro están más conectados de lo que imaginamos. Cuando el intestino está inflamado, el cerebro también puede verse afectado.
- Una dieta rica en azúcares refinados, ultraprocesados y grasas trans puede promover la inflamación.
- Por el contrario, alimentos ricos en omega-3, antioxidantes y fibra pueden ayudar a reducir la inflamación cerebral.
Los probióticos y prebióticos también juegan un papel importante en este equilibrio.
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Estrés crónico y falta de sueño
El estrés prolongado activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, generando un exceso de cortisol que mantiene la inflamación encendida.
- Terapias neuropsicológicas como la terapia cognitivo-conductual pueden ayudar a modular la respuesta al estrés.
- La meditación, el yoga y la respiración consciente han demostrado reducir marcadores inflamatorios en el cuerpo.
- El sueño es clave: cuando dormimos mal, las células de la microglía no pueden «limpiar» el cerebro adecuadamente, aumentando la inflamación.
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Exposición a tóxicos ambientales
Metales pesados, contaminación del aire y ciertos químicos presentes en los alimentos pueden contribuir a la neuroinflamación.
Un enfoque médico integrativo puede incluir la desintoxicación natural a través de una alimentación equilibrada y un estilo de vida que minimice la exposición a estas sustancias.
¿Podemos reducir la neuroinflamación para mejorar la función cognitiva y emocional?
La buena noticia es que sí. No es magia, es ciencia: si reducimos la inflamación, podemos mejorar la claridad mental, la estabilidad emocional y la motivación.
Aquí algunas estrategias basadas en la integración de la medicina funcional y la neuropsicología:
✔ Nutrición antiinflamatoria: Más vegetales, grasas saludables y menos azúcares refinados.
✔ Ejercicio regular: Movilizar el cuerpo ayuda a reducir la inflamación sistémica.
✔ Manejo del estrés: Terapia, meditación y técnicas de respiración profunda.
✔ Sueño reparador: Crear hábitos que favorezcan un descanso profundo.
✔ Neuroestimulación cognitiva: Juegos mentales, lectura y aprendizaje constante para fortalecer las conexiones neuronales.
¿Quién tiene la mejor solución para la neuroinflamación?: ¡Duelo entre disciplinas!
Llegados a este punto, seguro que te preguntas: «Vale, ya entiendo que la neuroinflamación afecta mi mente y mi cuerpo, pero… ¿quién tiene la mejor solución?»
Aquí es donde entran en escena nuestros dos contrincantes:
- ¡trtrtrtrtrtrtrtrtrt! En la esquina izquierda del ring, la medicina integrativa, con su enfoque biológico y su capacidad para intervenir en la inflamación desde el cuerpo.
- ¡trtrtrtrtrtrtrtrtrtr! En la esquina derecha, la neuropsicología, que trabaja en la forma en que nuestros pensamientos y comportamientos pueden influir en la inflamación.
¡Vamos a ver quién tiene la ventaja en cada categoría!
1️. REDUCCIÓN DE LA INFLAMACIÓN CRÓNICA
- MEDICINA INTEGRATIVA:
✔ Introduce dietas antiinflamatorias basadas en ácidos grasos omega-3, antioxidantes y probióticos.
✔ Utiliza suplementos como la cúrcuma o la vitamina D, que han demostrado reducir marcadores inflamatorios.
✔ Evalúa problemas de base como resistencia a la insulina, disbiosis intestinal o deficiencias nutricionales.
- NEUROPSICOLOGÍA:
✔ Emplea técnicas de regulación emocional para disminuir la producción de cortisol, una hormona que contribuye a la inflamación.
✔ Usa la terapia cognitivo-conductual para modificar pensamientos que generan estrés crónico.
✔ Trabaja con herramientas como la meditación guiada y la atención plena, que han demostrado reducir la activación del sistema inmune de forma negativa.
¿Quién gana?
¡Empate técnico!
La inflamación crónica necesita tanto un abordaje biológico como uno psicológico. Comer bien reduce la inflamación física, pero si sigues estresado y ansioso, el cuerpo seguirá reaccionando como si estuviera en peligro.
2️. FUNCIÓN COGNITIVA Y CLARIDAD MENTAL
- MEDICINA INTEGRATIVA:
✔ Evalúa deficiencias nutricionales que afectan la memoria, como la B12, el hierro o los ácidos grasos esenciales.
✔ Propone el ayuno intermitente o dietas cetogénicas, que han demostrado mejorar la función cognitiva al reducir la inflamación.
✔ Regula el eje intestino-cerebro, ya que un microbioma alterado puede afectar la concentración y la toma de decisiones.
- NEUROPSICOLOGÍA:
✔ Utiliza ejercicios de estimulación cognitiva para mejorar la memoria y la toma de decisiones.
✔ Trabaja la atención plena para combatir la niebla mental y la sensación de desconexión.
✔ Aplica estrategias para mejorar las funciones ejecutivas, como planificación y organización de tareas.
¿Quién gana?
¡Otro empate!
Si bien mejorar la alimentación y la microbiota ayuda a tener más claridad mental, entrenar el cerebro con ejercicios específicos y técnicas de regulación es igual de importante para mantenerlo en forma.
3️. BIENESTAR EMOCIONAL Y MOTIVACIÓN
- MEDICINA INTEGRATIVA:
✔ Modula la producción de neurotransmisores clave, como la serotonina y la dopamina, a través de cambios en la dieta y suplementos.
✔ Utiliza técnicas como la fitoterapia (plantas medicinales) para apoyar el estado de ánimo sin recurrir siempre a fármacos.
✔ Evalúa el impacto del sueño y regula desequilibrios hormonales que afectan la motivación.
- NEUROPSICOLOGÍA:
✔ Trabaja en la reconexión con valores y metas personales, fundamentales para recuperar la motivación.
✔ Utiliza técnicas de restructuración cognitiva para evitar el pensamiento rumiativo y la autoexigencia extrema.
✔ Ayuda a establecer rutinas saludables y realistas, evitando la fatiga de decisión.
¿Quién gana?
¡Empate una vez más!
Porque la motivación no solo depende de la química del cerebro, sino también de cómo interpretamos el mundo y gestionamos nuestras emociones.
Conclusión: no hay un solo ganador, ¡necesitamos a ambos!
Después de un combate lleno de estrategias y herramientas científicas, el resultado es claro: no hay un solo enfoque ganador, porque la salud del cerebro es un equilibrio entre lo biológico y lo psicológico.
La medicina integrativa y la neuropsicología no han venido a competir, sino a complementarse para ayudarnos mejor. Si combinamos una alimentación que reduzca la inflamación con estrategias que nos ayuden a manejar el estrés, la niebla mental y la desmotivación, tendremos un enfoque mucho más potente para cuidar nuestra salud mental y cognitiva.
Reflexión final: ¿qué podemos hacer desde hoy?
Si pensamos en la neuroinflamación como un incendio silencioso en el cerebro, ¿qué pequeños cambios podríamos hacer para apagarlo poco a poco?
Tal vez sea empezar con una comida más saludable, una noche de sueño sin pantallas o una pausa para respirar a mitad del día.
Lo importante es recordar que nuestro cerebro es increíblemente adaptable. Y cuando le damos el entorno adecuado, puede regenerarse y recuperar su equilibrio.
Esperamos que este artículo te haya ayudado a entender mejor cómo la inflamación afecta tu mente y cómo puedes empezar a cuidarla. Si te ha gustado, compártelo para que más personas descubran cómo mejorar su bienestar desde un enfoque integrativo. Si crees que puedes verte beneficiado, no dejes de solicitar tu consulta conjunta con nosotras y ¡nuestras dos disciplinas ganadoras! (en este enlace puedes ver la tarifa de dicha consulta). Sabemos Ayudarte.
Sandra Martínez y Leticia Martínez
Neuropsicóloga Médico Integrativo y Neurofisióloga Clínica