Ir al contenido principal

PREPARANDO EL VERANO

Se acaba el curso escolar y con ello empiezan las vacaciones de verano. El curso ha sido largo y en la mayoría de los casos, lleno de obstáculos y dificultades que han supuesto una gran cantidad de esfuerzo y desgaste, tanto para los niños como para las familias. Por ello, este periodo de descanso es muy necesario para todos los miembros de la familia.
El objetivo es desconectar, cargar las pilas para el próximo curso escolar y rehacer y fortalecer lazos familiares que se hayan podido resentir por la
presión académica. Pero debemos tener en cuenta una serie de recomendaciones para enfocar y manejar este tramo de una forma más óptima, puesto que el cambio de rutinas y hábitos en los niños y sus familias tienden a generar momentos de confusión.

MANTEN LAS RUTINAS BÁSICAS

Los niños y adolescentes presentan una mayor dificultad para automatizar determinadas conductas. Esto ocurre porque están en proceso de adquirir un lenguaje interno que les guíe en la realización de tareas que requieren llevar a cabo una secuencia de pasos. Para fomentar esta motorización de los
comportamientos utilizamos las autoinstrucciones y la implantación de unos hábitos y rutinas. Los hábitos y las rutinas ayudan al niño/adolescente a estructurar su tiempo y a instaurar conductas. Con la repetición continua de unos procedimientos se produce la automatización de los mismos, lo que
conlleva un menor desgaste mental y les permite rendir mejor. Cuando las tareas se repiten en la misma secuencia cada día, el niño/adolescente aprende y entiende dicha cadena de etapas y anticipa qué actividad viene después, lo que permite que se prepare para ello.
Durante el periodo de vacaciones los horarios se vuelven más flexibles y para los padres es más costoso mantener las rutinas, lo que genera en el niño/adolescente confusión y puede desembocar en que se muestre más inquieto y descontrolado. De esta manera, por ejemplo, si durante el curso hemos conseguido que alcance la costumbre de antes de comer lavarse las manos y después de comer acude a lavarse los dientes debemos promover y reforzar a que se mantengan.

HORARIOS EN VERANO

Al igual que con las rutinas, un entorno estructurado en el que se anticipen las actividades, viajes, obligaciones, etc. permiten al niño o adolescente a conocer de antemano qué es lo que se espera de él y responder de una manera más funcional y adecuada. Esto no quiere decir que nos tengamos que
mantener tan estrictos como durante el periodo escolar.
Muchas veces el problema radica en que los padres también estamos cansados de todo el curso escolar y del invierno, nos relajamos y no llegamos a seguir unas pautas ni orden durante las vacaciones. Una buena estrategia puede ser tener un calendario en algún sitio visible donde estén anotados las
fechas más reseñables para el niño o que impliquen un cambio en su rutina. Irle haciendo comentarios recordatorios los días previos sobre ese acontecimiento hasta el día mencionado les ayuda a manejarlo y a preverlo.
De igual manera, durante el verano se pueden dar situaciones en las que su impulsividad e hiperactividad puedan acarrear consecuencias negativas. Anticiparnos a estos hechos y recordarle una serie de pautas ayudarán a evitarlas. Así por ejemplo, si vamos a una piscina le recordaremos antes,
asegurándonos que nos escucha y entiende, las normas de las mismas o qué hacer si por lo que fuera os perdiese de vista. Para estas situaciones siempre es recomendable que se aprenda un teléfono de contacto o pautar con él un sitio donde reunirse.

TRABAJAR LA RESPONSABILIDAD 

El verano es un buen momento para enseñar al niño responsabilidades, ya que todos estamos más relajados. Es importante que colabore en casa haciendo su cama, recogiendo su ropa, poniendo la mesa, o colaborando de forma más activa si son más mayores. No se trata de llevar la misma rutina que durante el curso, se trata de concienciar al niño de que en la vida hay que asumir una serie de responsabilidades y que estas no se dejan de lado durante el verano. En septiembre hay que volver al colegio y es conveniente que los niños refresquen de forma divertida lo aprendido durante el curso. Una forma de hacerlo es plantear sencillas adivinanzas o problemas de matemáticas que obliguen a los más pequeños a pensar y a ejercitar su mente.
Existen tareas adecuadas para cada tipo de edad, y cada año se deberán ir sumando nuevas, no sustituirlas. Hay que enseñar a los niños que cada vez tendrán que ir realizando más tareas, que tendrán más responsabilidades, y que tendrán que ir ayudando en más aspectos de la casa. Eso sí, siempre dejándoles tiempo para jugar y sin forzarles a realizar tareas poco adecuadas.
También es buena idea alternar las tareas para que no se aburran realizando siempre lo mismo.

TAREAS ¿SÍ O NO?

Dedicar tiempo a actividades de aprendizaje durante el verano ayuda a mantener una rutina, y proporciona continuidad académica para el máximo éxito en el otoño.
Es importante incluir algún tipo de actividad académica durante todo el verano – incluso si eso significa leer con su hijo durante 20 minutos durante todo el día. El verano es un buen momento para que su hijo lea lo que él o ella le gusta . En lugar de libros dictados por currículo de la escuela, se puede ir a la biblioteca a escoger un libro que despierte su interés. En las dos semanas antes de que comience la escuela, es recomendable reinstaurar la hora de dormir y los tiempos de despertador necesarios durante el año escolar. Los niños también se beneficiarán de la participación en las tareas cognitivas, tales como lectura y la practica matemática.
No es necesario sentarse en una mesa de estudio para repasar, por ejemplo, escribir la lista de la compra, memorizarla, cocinar, leer una receta, calcular los pesos de los ingredientes, sumar los números de las matriculas, etc. El día a día nos regala muchas oportunidades para repasar sin obligar.

¿QUÉ HACEMOS CON LAS TECNOLOGÍAS?

Otro tema estrella de cara a las vacaciones de verano es el excesivo uso de tablet, móvil, tecnología…

Es importante establecer un horario para que no exista un excesivo uso de la tecnología y a los padres nos desborde la situación. Como principio, debemos establecer con antelación cuándo y cómo pueden utilizarlo. Para ello, es fundamental implicarles en el acuerdo, para que sea justo para ambas partes, padres e hijos.
¿Cuánto tiempo es recomendable? Depende también de la edad, calculemos 10 minutos por año de vida al día, en total de uso de pantallas (TV, PC, CONSOLA, MOVIL, TABLET); si nuestro hijo tiene 9 años podrá usarlo un máximo de 90 minutos al día. Es recomendable que se hagan tiradas de máximo media hora continuada.
No olvidemos que nosotros somos ejemplo y si abusamos del móvil o la tablet, resulta incongruente que les digamos que no pueden estar todo el tiempo utilizándolo.

DEDICAR TIEMPO A JUGAR Y AL TIEMPO EN FAMILIA

Aprovechar el tiempo libre del que disponemos para buscar momentos agradables con el niño, momentos de reflexión, potenciar su autoestima, recordarle los esfuerzos que está realizando y lo que se le valora por ello, acentuar nuestra atención sobre sus aspectos positivos.
Disfrutar es la mejor recomendación.
En verano ya no hay tanto estrés porque no tenemos horarios tan estrictos. Es cierto que nosotros seguimos trabajando, pero el simple hecho de eliminar las prisas de la mañana con los peques, deberes y extraescolares, ya nos relaja, por lo que es el momento de dedicarle tiempo a tu hijo, disfrutar, ir a la piscina, leer juntos, cocinar… todas aquellas cosas que os encantan y que durante el curso, por falta de tiempo, no puedes hacer.

El cerebro madura con el juego y el amor, y nada mejor que el verano para conjugar los dos aspectos.

Sandra Martínez

Neuropsicóloga

Sandra Martínez

Neuropsicóloga

Deja una respuesta