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El efecto placebo, un caso a favor.

El efecto placebo es un fenómeno muy fascinante que ha sido estudiado y utilizado durante décadas en diferentes campos, desde la medicina hasta la psicología, pasando por la neurociencia. En esencia, se refiere a la capacidad de un tratamiento, medicamento o terapia inactivo o falso para producir efectos positivos en una persona, simplemente porque ella cree que está recibiendo un tratamiento real.

El término «placebo» proviene del latín y significa «complacer», este fenómeno viene siendo utilizado y aprovechado por doctores desde el siglo XVII que, ante la escasez de medicamentos reales o ante pacientes que imaginaban que tenían una enfermedad, se han servido de su misterioso, y no por ello menos eficaz, valor paliativo. El placebo no está restringido a una única forma, puede ser una píldora, una inyección, una crema o hasta una terapia alternativa.

La idea detrás del efecto placebo es que nuestra mente y nuestro cuerpo están estrechamente conectados. Nuestra creencia en la efectividad de un tratamiento puede afectar directamente en cómo nos sentimos y en cómo nuestro cuerpo responde. Por ejemplo, si un paciente cree que una píldora le ayudará a aliviar su dolor articular, su cuerpo puede liberar sustancias químicas naturales, como endorfinas, que reducen la sensación de dolor, no desencadenadas directamente por la píldora (que en este caso no tiene ningún efecto bioquímico, siendo muchas veces una simple pastilla de azúcar) si no por nuestra propia creencia de que esta píldora es útil.

Los estudios han demostrado que el efecto placebo puede ser tan efectivo como algunos tratamientos médicos reales en ciertas circunstancias. Por ejemplo, en un estudio en el que se comparó un placebo con un medicamento real para el dolor de cabeza, se encontró que ambos tratamientos eran igualmente efectivos en la reducción del dolor. Su utilidad sigue muy presente en la actualidad, de hecho, la mayoría de estudios sobre nuevos medicamentos o terapias incluyen una condición control con placebo para asegurarse de que los resultados obtenidos no se deben a este efecto y varios estudios también han demostrado que casi la totalidad de la utilidad de las medicinas alternativas se debe a este efecto.

Sin embargo, el efecto placebo no es una solución mágica para todos los problemas de salud. Los placebos no te van a reducir el colesterol ni a revertir un tumor. Los placebos actúan sobre síntomas modulados por el cerebro, como la percepción del dolor, te pueden hacer sentir mejor, pero no te van a curar.

En resumen, el efecto placebo es un fenómeno interesante que muestra el poder de nuestra mente sobre nuestro cuerpo, sin embargo, aún queda mucho para comprender los mecanismos neurobiológicos detrás del mismo. Aunque no es una cura para todas las enfermedades, puede ser un complemento útil para algunos tratamientos médicos. Además destaca la importancia de la creencia del paciente en su tratamiento, ya que puede afectar directamente a su recuperación.

¿Y tú, qué opinas sobre este misterioso fenómeno?

 

Enrique de Castro

Psicólogo y Logopeda

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